Recogida de alimentos 2018

Este año me ofrecí  para colaborar junto a cinco voluntarios mas, en la organización de la recogida de alimentos, que  por la Gracia de Dios, el Cub Social Fordis, lleva realizando desde hace 25 años.

Siempre he pensado que la mejor manera de prepararme para vivir la Navidad, es participar, de una manera u otra en esta actividad, que para mí, ha sido y es una escuela de humildad, generosidad y entrega.

La campaña de recogida representa un volumen considerable de trabajo: horas en los puestos, coches para la recogida, clasificar y empaquetar los alimentos, preparación de lotes de comida, transporte y entrega en las diferentes entidades con las que colaboramos habitualmente : Botiga solidaria, Hermanas Misioneras de Betania en Cornellá y las Hermanas servidoras de Jesús del Cottolengo.

 

Destacar la ilusión y las ganas de los más jóvenes que se ofrecen con total disponibilidad para los puestos de recogida, repitiendo varios turnos durante la campaña. También me ha llegado al corazón, el trabajo que durante varias noches hiceron algunos de ellos, reparando las pancartas y preparando mesas y materiales para que estuviera todo a punto. Hay que destacar que la participación de voluntarias y voluntarios ha sido extraordinaria  !No han faltado manos dispuestas a trabajar!

He podido comprobar, un año más, la generosidad de tantas personas sencillas que se acercan a las mesas para hacer su aportación y quiero destacar una vivencia muy especial  el sábado por la mañana en uno de supermercados de recogida; se acercó un señor que apenas hablaba castellano, y al vernos transportar las cajas de comida al coche de recogida,  nos preguntó: ¿dónde hay que ayudar?, empezó a cargar cajas, llamó a su mujer y sacaron del carro de la compra varios kilos de harina para colaborar con la campaña y  meterlas  en el coche. La voluntaria que había estado en el puesto, me contó que era una pareja de refugiados que habían tenido que huir de su país. Para mí fue una lección de generosidad si tenemos en cuenta que en la cultura árabe, la harina es uno de los alimentos básicos, con la que cocinan su propio pan.

 

Acabo con unas palabras de nuestro querido Papa Francisco:

“Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio; benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad; benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza.                 

    Rafi Bautista

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