"A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios.Si bien en la Iglesia no todos van por el mismo camino, sin embargo, todos están llamados a la santidad." (Lumen Gentium, 31 y 32)

Estas y otras citas del Vaticano II, ampliadas con la reflexión de los responsables de exponer los temas de nuestra Convivencia del pasado 1 y 2 de junio, nos introdujeron en la idea de que, a pesar de las dificutades, la santidad es posible en nuestro mundo actual. Como ejemplo de vida tuvimos la oportunidad de repasar la vida de varios santos contemporáneos, que han sido capaces de desarrollar en sus ambientes cotidianos virtudes heroicas con normalidad  -santos de la puerta de al lado, como los denomina nuestro Papa Francisco-, y que nos enseñan cuál es el camino adecuado. Debemos recorrer juntos ese camino de santidad.

Los dos temas desarrollados, meditados de forma personal ante el sagrario y luego en pequeños grupos de trabajo, así como la dinámica de grupo posterior que nos planteaba acciones concretas de forma individual y colectiva,  nos proporcionaron el alimento espiritual necesario que nos debe impulsar a mejorar nuestra vida cotidiana y convertirla en un camino ascendente hacia la santidad posible, que vemos reflejada en tantos  santos cercanos a nosotros que han sabido conservar y aumentar la gracia que se nos concedió en el bautismo.

A modo de resumen, me gustaría destacar algunas ideas  "fuerza" comentadas en esta convivencia, que nos pueden ayudar en nuestro día a día:

- Todas nuestras acciones deben tener un sentido cristiano.

- Hay que trabajar por amor y con amor para no ser esclavos de nuestros instintos.

- Es fundamental mantener una presencia de Jesús de Nazaret en nuestras vida diaria y para ello, la oración frecuente es nuestra mejor aliada.

- Dios puede transformar mi "nada" en algo importante (Sta Teresa de Calcuta).

- Los laicos deben impregnar todos los ámbitos de actuación de nuestra sociedad del mensaje evangélico.

- La enfermedad nos muestra nuestra fragilidad y nos acerca más a la presencia y cercanía de Dios.

- No nos dejemos engañar por los "falsos dioses" de nuestra sociedad que nos alejan del camino de santidad. No podemos vivir como paganos.

- A medida que aumentemos nuestra santidad personal, aumentaremos la santidad de nuestro Club Social Fordis.

jcp.