Convivencia general Club Social Fordis

 

 

Después de una larga travesía de desierto, gracias a Dios, el Club Social Fordis ha podido retomar de forma presencial, con las debidas medidas de precaución, la Convivencia general de inicio de Curso en el convento de las Hermanas misioneras de Betania de Cornellá, con una participación muy numerosa de todos los grupos de nuestro Club.  

Aún cuando durante el tiempo de pandemia hemos podido mantener el contacto  por medios digitales, necesitábamos el contacto físico con todos los integrantes de nuestra  comunidad, para compartir con alegría renovada las ilusiones y proyectos de este nuevo curso 2021/22.

 Hemos contado con la presencia de Fray Francisco, colaborador habitual del convento de Betania en las Eucaristias dominicales y en las jornadas marianas del mes de Mayo, y en su meditación partiendo del capítulo 10 de San Mateo, nos fue interpelando de forma clara sobre las condiciones indispensables que debemos mantener como apóstoles de Cristo, elegidos para llevar el mensaje del Evangelio.

"No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros..." Jn 15, 16

 

 Fueron diversas las reflexiones que Fray Francisco fue desgranando durante su intervención, para ayudarnos a meditar sobre las condiciones que el apóstol debe cumplir si quiere responder al exigente y duro mensaje que Jesucristo transmite a sus discípulos, "Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos, expulsad a los demonios..." Mateo 10,8

Nuestra sociedad actual apuesta por el pensamiento único que no acepta la discrepancia y tiende a la superficialidad, pero tambien tiene "enfermos, muertos y leprosos de alma y cuerpo"  que necesitan ser limpiados y nuestra misión irrenunciable debe ser trabajar en aquellos ambientes a los que el Padre nos envía, prestando docilidad a su mandato, sin que el éxito ó el fracaso nos distraiga ni nos aparte de la labor que "sólo" nosotros podemos realizar.

Para ello, siguiendo los apartados de su meditación, podemos apuntar lo siguiente:

a) Hay que estar con el Señor, tenemos que darle tiempo, debemos disfrutar y gozar de su compañia. ¿cuanto tiempo dedico a disfrutar de su presencia en mi quehacer diario?

b) No todos los apóstoles tenían el mismo carisma, los talentos en cada uno de nosotros son diferentes. Hemos de aprender de los hermanos que caminan junto a nosotros para mejorar continuamente. Un apóstol resignado es un mal apóstol.

c) Debemos conocer en profundidad la porción del pueblo de Dios en que estamos encardinados, para utilizar los medios más útiles con los que "salar la tierra", teniendo en cuenta que la Iglesia siempre está renovándose. "inocentes como palomas...pero astutos como serpientes..." Mt 10,16

 d)  Debemos comunicar con claridad y con precisión el mensaje  que nos ha sido confiado, en todos los ambientes, favorables y desfavorables. Tenemos una enorme responsabilidad de transmitir fielmente que el reino de Dios ha llegado para todos los hombres y llevarles un mensaje de salvación. ¿qué mensaje estamos transmitiendo ? ¿qué estoy predicando a mis hermanos...?  

e)  La vida cristiana se vive por imitación y debemos cautivar a los demás con nuestro testimonio, que debe reflejar, sin titubeos, que Jesucristo es vida para los que le siguen y se enamoran de su mensaje.

No podemos olvidar, sin embargo, que la maravillosa noticia que debemos transmitir en esta sociedad tan individualista y sobre todo incrédula, no es bien recibida porque interpela las conciencias de nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo...Somos en ocasiones ridiculizados, nos toman por ilusos ó soñadores y en ocasiones, arrinconados en nuestros ambientes. Estas situaciones pueden llevarnos a sentir un lógico miedo y paralizar nuestro apostolado, porque pensamos que estamos solos ante las dificutades. "...no os preocupéis de cómo habéis de hablar ó qué habéis de decir, pues en aquel momento Dios os sugerirá las palabras oportunas..." Mt 10,19

Comenzamos nuestra convivencia con la oración de laudes y acabamos, como es habitual en nuestros encuentros,  a los pies del sagrario con la celebración de la Eucaristia del domingo XXIX en cuya homilía se nos recordaba que sólo el que participa del sufrimiento de Jesús tiene derecho a participar de su reino.

Encaremos con alegría y fuerzas renovadas el inicio del nuevo curso, vayamos a las periferias abandonando nuestra comodidad, como repìte insistentemente el Papa Francisco, y trabajemos juntos en los nuevos proyectos siendo fieles a la ilusionante tarea que nos ha sido encomendada.

jcp.

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